Archivos para la categoría: Big Data

 

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«Nuestra soberanía política dependerá de nuestra soberanía tecnológica»

(Bruno Le Maire, Ministro francés de Economía y Finanzas)

Y el propio Le Maire advierte que «Europa no se puede resignar a ser una economía basada en los servicios. El mantenimiento de una industria competitiva es indispensable, pero también para evitar un deterioramiento social que alimente las opciones populistas».

La historia nos recuerda que las revoluciones tecnológicas tienen consecuencias geopolíticas y hoy la Inteligencia Artificial (IA) está redefiniendo la economía mundial  y sus centros de poder. Ante este panorama es fácil pensar que aquellos que dominen la IA se convertirán en las superpotencias del Siglo XXI.

Europa fue la metrópolis en la revolución industrial. Y hoy se está convirtiendo en una colonia tecnológica digital espectadora de la batalla que libran los USA y China. Batalla en la que Europa debía haber entrado hace ya demasiados años. En lugar de esperar a que los USA fuesen nuestro proveedor tecnológico y velar por convertirnos en una potencia tecnológica, la prioridad de los funcionarios de Bruselas ha sido proteger al consumidor y al libre mercado. Por supuesto que esto es importante pero se han olvidado claramente las prioridades.

En Europa no se ha pensado, como lo hacen Washington y Pekín, no tan solo en proteger al ciudadano sino también en sus propios intereses geoestratégicos. Europa no ha sabido ser proteccionista como lo han sido los USA cuando la situación lo ha requerido.

IBM tiene la cartera de aplicaciones de IA más grande del mundo con más de 8.000 patentes, seguida por Microsoft con 6.000. Patentes que van desde la industria, el transporte, la educación, o la salud. Para China la cuestión forma parte de una estrategia política de Estado, siendo el único país del mundo que tiene un plan de desarrollo específico para convertirse en líder en el campo de la Inteligencia artificial en el 2030. China acapara el 48% del capital mundial destinado a empresas emergentes en el terreno de la IA. He aquí un dato a tener en cuenta: las solicitudes de patentes chinas ha crecido un 20% en los últimos tres años. Kai Fu Lee, fundador del fondo de inversión Sinovation Ventures, apunta  que «en el futuro cada nación necesitará herramientas y aplicaciones de IA para poder mantenerse competitiva tanto desde el punto de vista político como económico. Los países más pequeños y los más pobres se verán obligados a negociar con los USA o China para poder obtener esa tecnología».

China hace ya tiempo que abandona el modelo de fábrica mundial de bajo coste. China quiere ser lider en innovación y en tecnología. Una prueba de ello es el aterrizaje en Barcelona de la incubadora china Tusstar fundada en 1999 y que ha participado en la creación de 7000 empresas en todo el mundo, de las cuales 35 ya cotizan en bolsa. Esta incubadora, con una inversión hasta la fecha de más de 263 millones de euros ha obtenido un retorno diez veces superior. Sin olvidar que cuatro de las empresas con una valoración de 1.000 millones de euros, y que no cotizan en bolsa, son chinas.

Grandes fondos de inversión asiáticos y chinos, y también de países árabes del Golfo, están invirtiendo cantidades astronómicas de dinero en proyectos de inteligencia artificial. Un ejemplo es Uber, que con unas pérdidas de 4.000 millones anuales, está recibiendo grandes inyecciones dinerarias de esos fondos con objetivo de que sus coches autónomos lleguen a sustituir a los transportes locales en Europa. Como anécdota debemos tener en cuenta que la Unión de los Emiratos Árabes (UEA) creó en Octubre del 2017 un Ministerio para La Inteligencia Artificial. Esos fondos soberanos, con su apuesta millonaria, lo que están haciendo es poner a su servicio el sistema productivo europeo. Por otra parte, recordemos que China  ya perdió en su día el protagonismo en la segunda resolución industrial y no parece que quiera perder su protagonismo en esta cuarta revolución.

Ciertamente parece que a los europeos nos están colonizando tecnológicamente, mientras miramos hacia otro lado. Y si Europa no se quiere convertir en un simple mercado, como en su momento lo fueron China, Asia o África, entonces debe cambiar las reglas del juego con respecto a la IA. Construyendo sus propios organismos y agencias de I+D+i.

Toda tecnología tiene una semilla y un fundamento que es la formación y el aprendizaje. Si nos centramos en la España y parafraseamos al profesor Marina «Si España pierde el tren de la formación y el aprendizaje, se convertirá en el bar de copas de Europa». ……. Ahí lo deja el profesor Marina.

Más información:

Morózov, Ievgueni. (2011). “The Net Delusion: The Dark Side of Internet Freedom”. Perseus Book Group, Philadelphia..

Morózov, Ievgueni. (2013). “To Save Everything, Click Here: TheFolly of Technological Solutionism”. PublicAffairs.

https://lexpansion.lexpress.fr/actualite-economique/le-maire-notre-souverainete-politique-dependra-de-notre-souverainete-technologique_2064967.html

https://lexpansion.lexpress.fr/high-tech/l-europe-cette-naine-en-matiere-d-intelligence-artificielle_2063598.html

https://www.lavanguardia.com/lacontra/20181211/453497528481/los-europeos-estamos-siendo-colonizados-tecnologicamente.html

https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20190326/461242978052/huawei-red-5g-ciberseguridad-ue.html

https://www.lavanguardia.com/economia/20190327/461279745055/tusstar-incubadora-china-barcelona-inversion.html

 

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(Illustration: Thomas Colligan for Bloomberg Bsuinessweek)

“La elección es, esencialmente, un método para marginar a la población. Se monta una gigantesca campaña propagandística para que la gente ponga toda su atención en estos espectáculos cuadrienales y se diga: Esto es política. Pero no lo es. No es más que una pequeña parte de la política.”

(Noam Chomsky)

La «posible intrusión de agentes externos» en las elecciones en los USA (2016) generó multitud de comentarios en todo el mundo. Lo cual ha llevado a situar en primer plano todo lo referente a la seguridad en los sistemas de voto electrónico. Y también a plantear un cierto rechazo de dichos sistemas en favor del  tradicional duo papeleta-urna. En las últimas elecciones en USA  entre los sistemas menos fiables de voto electrónico destacaron los utilizados en los estados de Georgia, Delaware, Louisiana, Nueva Jersey y Carolina del Sur. También en Texas y Pensilvania, aunque sólo fueron utilizados en algunos condados de estos territorios.

Así pues la polémica está servida entre los lobbies tecnológicos por un lado, que luchan por su trozo de pastel en el negocio, y por el otro los defensores de la seguridad de votos y votantes que abogan por la tradicional papeleta y por el uso de escáners para su contabilización. Es significativo que un profesor de ciberseguridad (Richard de Millo) del Instituto de Tecnología de la Universidad de Georgia en Atlanta, se decante abiertamente por el voto mediante papeleta argumentando que los sistemas electrónicos existentes sólo incrementan costes y no añaden valor.

¿Puede la tecnología blockchain ayudar? En el estado de West Virginia se ha  realizado una prueba piloto que utiliza dicha tecnología para almacenar y proporcionar seguridad a los votos digitales emitidos a través de smartphones. Sin embargo los expertos consideran que el voto a través del móvil todavía acarrea grandes riesgos.

Uno de esos expertos es Alex Haldeman,  profesor de informática de la Universidad de Michigan conocido por piratear los sistemas de votación electrónica. El profesor Halderman constata que todavía existen problemas de seguridad con la votación a través del móvil que blockchain no resuelve, como la preservación del anonimato o la transferencia de votos desde smartphones infectados con algún tipo de malware. Añadiendo que, en cualquier caso, el tema es «digno de investigación y estudio», pero pueden pasar décadas hasta que se obtengan resultados plenamente satisfactorios.

Llegados aquí la pregunta es: ¿cómo diseñar y construir un sistema de votación más eficiente y más fiable? Algunas sugerencias:

  • La Verified Voting Foundation, organización sin ánimo de lucro que aboga por la reforma electoral en USA, sugiere utilizar dispositivos de votación electrónica que emitan comprobantes en papel para que los electores puedan revisar la fidelidad de la opción elegida antes de emitir su voto definitivamente y abandonar el colegio electoral.
  • Mantener los colegios electorales libres de Wi-fi y de Bluetooth. Utilizando Ethernet como medio de comunicación.
  • Volver a la vieja usanza. Mantener off-line y desconectada de la red la base de datos maestra. Utilizando medios físicos (pendrives, CD’s, u otros) para distribuir la información a los colegios electorales.
  • Confiar en el «factor humano». Disponer de personal bien preparado en las mesas electorales.  El personal de los colegios electorales tienen la oportunidad de ser los primeros en detectar posibles fraudes, patrones de comportamiento fuera de lo común, electores que dicen estar registrados pero no aparecen en las listas o que se encuentran en un grupo equivocado.

En definitiva, ¿Voto electrónico, cadena blockchain o papeleta? Ya se verá, pero de momento parece ser que, con unas pequeñas actualizaciones, el binomio «papeleta-urna» es la mejor opción, la más eficiente y probablemente la más económica.

 

Más información:

https://www.wsj.com/articles/no-you-cant-vote-via-text-or-tweet-1533985201?mod=rss_Technology

https://www.bloomberg.com/news/articles/2018-08-10/advocates-say-paper-ballots-are-safest

https://www.bloomberg.com/news/articles/2018-08-10/is-blockchain-technology-the-future-of-voting

https://www.bloomberg.com/news/articles/2018-08-10/how-to-build-a-better-voting-system

 

 

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“El proceso mediante el cual los bancos crean dinero, es tan simple, que la mente lo rechaza.”
(John Kenneth Galbraith)

La zona Euro lleva desde el año 2014 con unos tipos de interés del 0,00%. Ello hace que las entidades financieras vengan realizando grandes esfuerzos para potenciar los ingresos por comisiones reformulando así su oferta comercial para aumentar la vinculación de sus clientes con la contratación de un mayor número de productos (seguros, planes de pensiones, electrónica de consumo, viajes, y muchos otros). Todo ello en un intento de paliar la baja rentabilidad de su negocio tradicional (tomar pasivos a un tipo y conceder activos a un tipo superior) ante la escasa capacidad de sacar rendimiento a su activo debido al contexto de bajos tipos de interés, que ha hecho caer durante los últimos años el margen de intereses, tradicionalmente el más importante de la cuenta de resultados. En definitiva, la banca lleva ya un tiempo revisando, actualizando, reinventando su modelo de negocio, buscando nuevos negocios más allá de los servicios financieros. Todo ello con el objetivo de dar respuesta a los nuevos escenarios a los que se enfrenta (bajos tipos de interés, aparición de las fintech, el shadow banking y la entrada de nuevos actores en el mercado como Apple, Facebook, Google, ….).

Sin embargo ante este panorama la Banca tiene una baza muy importante. La baza de disponer de mucha información de sus clientes. Información que puede «monetizar» y a su vez abrirle nuevas oportunidades de fidelizar a sus clientes, proporcionando una nueva entrada en su cuenta de resultados. Y entre toda esa información se encuentra el uso y consumo de las tarjetas de débito y crédito por parte de sus clientes.

Cardlytics Inc. es una empresa norteamericana dedicada a la minería de datos. Entre sus clientes se encuentran Bank of America Corp., JPMorgan Chase & Co. y Wells Fargo & Co. En particular se centran en unos datos personales extremadamente reveladores, se trata de saber cómo los clientes usan sus tarjetas de débito y crédito. La empresa está ayudando a los bancos a extraer los «perfiles de compra» de sus clientes a fin de incentivarlos a continuar usando sus medios de pago.

Y ¿cómo funciona ese nuevo modelo de negocio?. Veámoslo:

El banco permite que Cardlytics acceda a sus bases de datos de uso de tarjetas en las que, por supuesto, no figuran nombres ni cualquier otra información que permita identificar al cliente. Mediante ese acceso extrae las tendencias de compra, el patrón de comportamiento, de los clientes para luego ofrecer esa información a los comercios quienes pueden llegar a pagar para poner anuncios personalizados y otras ofertas en las aplicaciones móviles de los bancos.  Esa misma información vuelve al banco que la puede utilizar para realizar campañas específicas.

Un primer análisis nos dice que el modelo permite ver cómo los consumidores gastan su dinero entre múltiples comercios. Por ejemplo, se puede identificar a los clientes que viajan a menudo según sus gastos de pernoctas en hoteles y de compras de billetes de aerolíneas para luego contactar con comercios como Airbnb Inc. o la cadena Marriott para ofrecerles una oferta personalizada. A cambio, Cardlytics le cobra al anunciante una tarifa, generalmente alrededor del 4 por ciento de todas las ventas que genera la oferta, y la compañía transfiere una parte de ese dinero al banco. Desde su inicio hace una década, la compañía ha pagado 175 millones de dólares a sus socios bancarios. El mayor atractivo/retorno para los bancos es el mayor uso de sus tarjetas por parte de los clientes. Con un incremento, según Cardlytics, de alrededor del 9 por ciento de operaciones.

Un ejemplo adicional. La asociación de Bank of America Corp. con Cardlytics ayudó al banco a desarrollar BankAmeriDeals, que ofrece a los titulares de tarjetas de crédito y débito del banco ofertas de devolución de dinero en efectivo en los comercios. En los Estados Unidos estas llamadas «ofertas vinculadas a la tarjeta» han crecido en popularidad entre los consumidores y podrían pronto alcanzar una buena porción del mercado de publicidad digital, siempre según la organización CardLinx. Este tipo de ofertas también se dan en nuestras latitudes. CaixaBank, por ejemplo, ofrece el retorno al cliente del 4% de la reserva y compra que se realice en el comercio Booking.com.

Por su parte, durante el 2017, Google y MasterCard llegaron a un acuerdo que permite intercambiar datos de clientes. Es decir, los anunciantes de Google tuvieron acceso a una herramienta que les permitía rastrear si los anuncios que publicaron on-line acabaron, o no, en una venta en una tienda física.

Estamos pues ante modelos en los que «todos juegan todos ganan». Modelos que le permiten a la banca mejorar su cuenta de resultados y continuar resistiendo en el campo de batalla, y a los anunciantes comprobar el éxito de sus campañas publicitarias. Finalmente el cliente «se beneficia» de ofertas personalizadas y descuentos atractivos. Eso sí, él es que debe dar la última autorización para que sus datos de tarjetas entren en el bombo de datos a explorar.

Y como decía en un post anterior, «sin ninguna duda los datos de los clientes de un banco, y en este caso los de sus tarjetas de crédito o débito, constituyen un activo importantísimo y son fuente de una clara ventaja competitiva».

Más información:

https://es.euribor-rates.eu/tipo-de-interes-del-BCE.asp

http://www.cardlytics.com

https://www.wsj.com/articles/facebook-to-banks-give-us-your-data-well-give-you-our-users-1533564049

https://promo.bankofamerica.com/deals/

https://www.cardlinx.org

https://www.caixabank.es/particular/home/particulares_es.html

https://valoradicional.wordpress.com/2018/03/31/mis-datos-financieros-ya-no-son-solo-mios/

https://valoradicional.wordpress.com/2018/04/06/mercadeo-de-datos-personales/

https://www.lavanguardia.com/economia/20180831/451544350808/google-mastercard-acuerdo-datos-clientes.html

 

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El progreso tecnológico sólo nos ha provisto de medios más eficientes para ir hacia atrás.
(Aldous Huxley (1894-1963) Novelista, ensayista y poeta inglés.)

En 1945 más de 70.000 personas perecieron en el acto después de la explosión de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. A ellos se sumó el 30% de la población debido a la onda expansiva de fuego y radiación posteriores a la deflagración inicial. El terrible poder de las armas nucleares marcó las conciencias del mundo entero.

En los años siguientes, y a pesar de la escalda armamentística entre los Estados Unidos y la Unión Soviética durante la guerra fría, o de las actuales amenazas de Irán, Corea del Norte, India, Pakistán y otros países poseedores de tal tecnología, ese poder de destrucción no ha sido utilizado jamás. Tal vez porque los líderes globales han entendido que el uso de tales ingenios sólo puede llevar a la desaparición de la faz de la Tierra de toda muestra de vida.

Hoy una nueva clase de armas tecnológicas está emergiendo, sobre todo entre las grandes superpotencias (Estados Unidos, China, Rusia). Potencias que están llevando a cabo grandes inversiones económicas y de recursos en el campo de la Inteligencia Artificial (IA).

En su origen la IA ha tenido, y continua teniendo, grandes aportaciones en el terreno civil y comercial. Sin embargo, como toda nueva tecnología, tiene su doble faceta la del desarrollo de prosperidad de la sociedad, y un lado más oscuro (utilización militar, distribución de propaganda y falsas noticias, generación y manipulación de opinión, control y destrucción de infraestructuras de países, ciber ataques, o diseño y construcción de robótica militar, también conocida como sistemas armamentísticos autónomos, entre otras aplicaciones).

Tal vez lo más preocupante de esa nueva tecnología sea su “opacidad”. Durante la guerra fría, y todavía hoy, era posible intuir mediante las imágenes de los satélites espías el número de misiles y cabezas nucleares desarrollados por un país. Mientras que hoy es imposible saber a ciencia cierta la capacidad que un país puede tener en cuanto a IA con finalidades destructivas.

Es alentador que exista un foro internacional (Asilomar) de académicos y científicos que promuevan campañas en contra del uso de las armas autónomas. Sin embargo en Marzo de 2018 el Korea Advanced Institute of Science and Technology se retiró de un proyecto internacional de investigación sobre tal tipo de armas. Lo que constituye un hecho significativo.

Puede que sea imposible eliminar el riesgo de una crisis política que desencadene una confrontación cibernética a gran escala sea del tipo que sea. Pero podemos, y debemos, hacer todo lo posible para reducir los peligros de que percepciones erróneas desencadenen una catástrofe global. Y ello nos afecta a todos, ya sean países, empresas, organizaciones, profesionales, familias, ciudadanos. Es bueno que los humanos recordemos que, al fin y al cabo, siempre seremos víctimas de nuestras aciones.

Como me apunta un amigo, como siempre la tecnología puede ser usada para bien o para mal. Por lo que el problema no es la tecnología. El problema somos nosotros.

 

Más información:

 “The accelerating AI arms race con be slowed”. Financial Times. (Friday 4 May 2018).

 https://en.wikipedia.org/wiki/Asilomar_Conference_on_Beneficial_AI

 

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«No cedas tus datos de forma gratuita. Obtén ganancias = €»

(Lema central de «Wibson»)

En mi anterior post trataba de la novedad del Open Banking y finalizaba con una pregunta: “The million dollar question”: ¿yo/nosotros que soy/somos fuente de tan preciada información, qué gano/ganamos con el mercadeo de nuestros datos? Y hoy ya tenemos una posible respuesta a esa pregunta.

Es claro que alguno podrá decir que la recepción de miles de ofertas no solicitadas a las que nos deberemos enfrentar ya es una ganancia en sí misma. ¿De verdad es así?

De momento Teléfonica ha tomado una participación en Wibson, una firma tecnológica cuyo objetivo es el de crear un mercado estructurado (martket place) y fiable basado en la tecnología blockchain, en la que los particulares (yo/usted/nosotros) puedan vender sus datos privados directamente a compradores profesionales (empresas de marketing que necesiten hacer ofertas comerciales segmentadas, empresas de venta minorista, bancos, compañías de seguros, operadores de viajes, operadores de alojamientos, y otras muchas organizaciones para las que disponer de esos datos les puede permitir arañar cuota de mercado). Compradores que de esta forma pueden acceder a datos garantizados y sin posibilidad de fraude, al ser directamente el propietario quien los vende.
No cabe duda que en la economía actual, los datos son iguales al dinero. Y en la empresa Wibson añaden: «Desafortunadamente, ello puede no significar dinero para ti». Y como solución aportan que el market place de Wibson proporciona incentivos financieros y de infraestructura para que las personas vendan de forma segura su información privada validada con precisión y sin sacrificar la privacidad personal (?).

Todo ello me recuerda a los inmigrantes mejicanos, o a los estadounidenses más empobrecidos, que venden sus donaciones de sangre por unas decenas de dólares que les permitirán sobrevivir hasta la próxima donación.

Pero volviendo a la venta de nuestros datos personales, continúan existiendo dudas sin resolver: ¿Qué garantíais ofrece esa venta? ¿Existe una garantía contractual? ¿Cómo se controla el uso de los datos? ¿Pueden esos datos caer en manos de organizaciones oscuras o criminales? ¿De qué forma puede retrocederse el acuerdo contractual?  Y si queremos rizar el rizo ¿Cuál será el tratamiento fiscal de tales transacciones? Entre otras muchas cuestiones.

Next sept: wait & see !

Más información:

https://valoradicional.wordpress.com/2018/03/31/mis-datos-financieros-ya-no-son-solo-mios/

https://wibson.org

https://elpais.com/tecnologia/2018/02/27/actualidad/1519749269_061405.html

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«Lo que más odio de la banca es que reduce la gente a cifras»

(Brad Pitt)

En Noviembre de 2017 publicaba un post acerca del nuevo concepto de «Open Banking«, sistema que proporciona a un usuario (terceras empresas) acceder a las bases de datos de clientes de las instituciones financieras (bancos y empresas del sector financiero) mediante APIs (Application Programming Interfaces) que proporcionan las propias entidades financieras. Sistema que se basa en un estándar internacional que define la forma en la que los datos de los perfiles de los clientes de un banco se crean, se comparten y se acceden, de tal forma que esas informaciones sean accesibles por terceros. En definitiva, mediante los denominados TPPs (Third Party Payment Service Providers) se permitirá el acceso de terceros a las cuentas de los clientes de un banco, y el inicio de pagos en su nombre. Eso si, «a priori previa autorización del titular de la cuenta».

Hoy ese nuevo concepto ya ha tomado forma definitiva. Se trata de la recién aprobada norma europea de medios de pago PSD2 (Payment Service Directive 2). Con ella se pone en manos de los usuarios/clientes/ciudadanos todos sus datos bancarios. Es decir, que éstos, si así lo desean y dan su consentimiento expreso, pueden hacer uso de la información contenida en sus cuentas y tarjetas y compartirla si necesidad de que cada entidad de su consentimiento. Dicho de otra forma, el usuario/cliente/ciudadano puede permitir el acceso y explotación de todos sus datos financieros. Esto es, los saldos y movimientos de sus cuentas incluidas las nóminas o ingresos que percibe, el número de tarjetas que posee, los límites de crédito de sus tarjetas, las compras que ha realizado con sus tarjetas, los recibos que tiene domiciliados, los importes de dichos recibos, los préstamos de los que es titular, las garantías aportadas en dichos préstamos, los seguros contratados, y multitud más de datos que permiten definir con exactitud el perfil financiero/consumidor del usuario/cliente/ciudadano.

En España el primer banco en apuntarse a esta novedad fue Santander con el lanzamiento de su aplicación Money Plan. El segundo mayor banco, el BBVA también ha modificado su aplicación API Market con el fin de permitir la entrada de datos de cuentas y tarjetas que sus clientes tengan en otras entidades. Y CaixaBank acaba de presentar Family Now un servicio que está disponible tanto en aplicación como en web. Su nueva versión incluye la «funcionalidad multientidad» mediante la cual cada cliente puede agregar todas las cuentas y tarjetas de distintos competidores en una misma solución informática  «para tener una visión global de las finanzas personales».

Sin ninguna duda los datos de los clientes de un banco constituyen un activo importantísimo y son fuente de una clara ventaja competitiva. Y las entidades financieras, y multitud de empresas y start up’s, se están apresurando a entrar en este “nuevo negocio” del mercadeo de “mi perfil bancario y financiero” con la excusa de ofrecerme con rapidez y prontitud productos y servicios basados en el análisis de mi perfil.

Pero con todo subyacen unas cuestiones muy importantes: ¿Qué sucede con mi privacidad? ¿Qué sucede con la confidencialidad de tan importantes informaciones personales? ¿Cuál es la cobertura jurídica tanto nacional como internacional acerca de ello?

Y la más importante, “The million dollar question”: ¿yo/nosotros que soy/somos fuente de tan preciada información, qué gano/ganamos con el mercadeo de nuestros datos?

Cuestiones que, mucho me temo, hoy por hoy todavía no tienen una respuesta clara.

 

Más información:

https://valoradicional.wordpress.com/2017/11/07/open-banking-nuestros-datos-personales-bancarios-y-financieros-van-a-subasta/

http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=celex:32015L2366

 

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“El proceso mediante el cual los bancos crean dinero, es tan simple, que la mente lo rechaza.

(John Kenneth Galbraith)

Un nuevo concepto: Open Banking, mediante el cual mis, nuestros, datos personales bancarios y financieros van a subasta. No lo duden.

¿Qué es «Open Banking«? Es un sistema que proporciona a un usuario (terceras empresas) acceder a las bases de datos de clientes de las instituciones financieras (bancos y empresas del sector financiero) mediante APIs (Application Programming Interfaces) que proporcionan las propias entidades financieras. Sistema que se basa en un estándar internacional que define la forma en la que los datos de los perfiles de los clientes de un banco se crean, se comparten y se acceden, de tal forma que esas informaciones sean accesibles por terceros.

Sin ninguna duda los datos de los clientes de un banco constituyen un activo importantísimo y son fuente de una clara ventaja competitiva. Y las entidades financieras, y multitud de empresas y start up’s, se están apresurando a entrar en este «nuevo negocio» del mercadeo de «mi perfil bancario y financiero» con la excusa de ofrecerme con rapidez y prontitud productos y servicios basados en el análisis de mi perfil. De hecho un banco español ya ha empezado a comercializar esas APIs (ver más información al final).

Veamos unos ejemplos:

  • Me registro en un hotel mediante mi móvil y mi banco mediante Open Banking le facilita al establecimiento mi número de cuenta bancaria, el de mi tarjeta de crédito o mi DNI digitalizado.
  • Acabo de pagar mediante tarjeta de crédito un billete de avión a Paris e inmediatamente una aseguradora me ofrece un seguro de viaje gracias a la información que mi banco le ha facilitado vía Open Banking.
  • En un concesionario de automóviles solicito información acerca de la compra a crédito un nuevo modelo, y el vendedor comprueba que tengo un préstamo preconcedido con mi banco a un interés preferencial. Información que ha conseguido gracias a que mediante Open Banking ha accedido a mis datos bancarios.
  • Tengo un pequeño negocio y mis proveedores pueden acceder, vía Open Banking, al extracto de mis cuentas bancarias para comprobar si he hecho las transferencias pactadas.

De hecho la idea de Open Banking no es nueva. Empresas como Facebook y Google permiten a los usuarios que den permiso a ciertas compañías para el acceso a sus perfiles.

Pero con todo subyacen unas cuestiones muy importantes: ¿Qué sucede con mi privacidad? ¿Qué sucede con la confidencialidad de tan importantes informaciones personales? ¿Cuál es la cobertura jurídica tanto nacional como internacional acerca de ello?

Y la más importante, «The million dollar question»: ¿yo/nosotros que soy/somos fuente de tan preciada información, qué gano/ganamos con el mercadeo de nuestros datos?

Cuestiones que, mucho me temo, hoy por hoy no tienen una respuesta clara.

Más información:

https://theodi.org/open-banking-standard

https://www.bbvaapimarket.com/products

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«Internet es positivo porque nos une, nos conecta. Incluso a las personas mayores. El estar conectados nos prolonga la vida y no solamente añade años a la vida, sino vida a los años».

(Luis Rojas Marcos)

En contraposición a esa idea el autor del libro que al final se cita considera que Internet no es una herramienta al servicio de la humanidad. Sino que pone la humanidad a su servicio, nutriéndose de sus anhelos, de sus gustos, de sus costumbres, de sus formas de vida. Tengamos en cuenta que Google, a través de una cuidada combinación de IPs y de cookies, es capaz de conectar elementos de búsqueda para un individuo particular a través del tiempo. A este hecho, Eric Schmidt antiguo presidente de la compañía, lo denomina «vivir en un registro histórico», razón por la que «deberíamos ser más cautos en nuestras contribuciones en la red y en lo que de nosotros ofrecemos a los demás». Ciertamente Internet ha pasado de ser una herramienta de consulta con la que el usuario primero se hacía una pregunta y después buscaba la respuesta, a ser un elemento omnipresente en la sociedad. Un elemento en actividad permanente que es el que formula las preguntas impidiendo, a menudo, al individuo generar nuevos marcos de referencia.

Recientemente desayunaba con prisa en la barra de una cafetería cercana a mi domicilio y a ambos lados veía a otros clientes con la cabeza baja ensimismados en las pantallas de sus móviles. Poco después tomé un autobús en el que calculo que las dos terceras partes de los pasajeros estaban absortos concentrados en las pantallas de sus móviles consultando, jugando o enviando-recibiendo mensajes en lugar de disfrutar de una mañana excelente y de la vista a los fantásticos edificios modernistas de mi ciudad. (El tercio restante de los pasajeros, por su edad, tal vez estaban ya de vuelta de las redes sociales). Y me pregunté ¿qué está pasando? Seguro que usted, lector, habrá vivido situaciones semejantes.

Es evidente que no se puede caer en fundamentalismos ni a favor ni en contra de la Red y sus contenidos. A la que, con frecuencia, le dedicamos unos recursos personales muy superiores al retorno que recibimos. En cualquier caso recomiendo la lectura de este libro que invita a la reflexión personal acerca de nuestra actitud frente a la Red y frente al tiempo, valiosísimo tiempo, que le dispensamos.

Más información:

«La gran adicción. Como sobrevivir sin internet y no aislarse del mundo».

(Enric Puig Punyet; Arpa editores; Septiembre-2016)

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«Los consumidores todavía no comprenden el poder de una máquina que es capaz de  reconocer a un ser humano y lo que ese poder podría hacer a la humanidad si cae en las manos equivocadas.»

(Joseph Atick. -Executive Chairman, ID4Africa & Identity Counsel-)

«Es mágico, un instate histórico!» Esta fue la exclamación de Joseph Atick cuando en 1994, junto con sus colegas de la Rockefeller University, comprobó que el ordenador en el que habían estado trabajando era capaz de reconocer sus caras («I see Joseph … I see Paul … I see Norman …»). Más de dos décadas después, comprobamos que un humanoide reconoce al cliente que entra en el centro comercial, le saluda por su nombre y le sugiere que chaqueta es más acorde con los pantalones y la camisa que compró la semana pasada, y donde puede encontrarla.

Efectivamente, la utilización de técnicas de reconocimiento facial y otras tecnologías hasta ahora aplicadas a la vigilancia y a la seguridad están en el punto de mira del comercio minorista, de los grandes almacenes, de los centros comerciales, de los casinos o de los parques temáticos. Prueba de ello ha sido la numerosa presencia de empresas creadoras de esas soluciones en el encuentro anual de la National Retail Federation en New York, y en el CES (Consumer Electronics Show) en Las Vegas. Una de esas empresas, NEC, está adaptando su solución NeoFace para usos en el comercio minorista. Otra, la stratup EyeQ presentó una solución capaz de reconocer los rasgos físicos de una persona, diferenciando entre hombre o mujer, y sugiriendo compras en función del género.

Y es que el comercio minorista intenta hacer frente a la creciente competencia del comercio on-line y busca métodos para incrementar su relación con el cliente y el conocimiento de éste. De hecho firmas como Walmart Stores, Giorgio Armani o Macy’s en los USA, Benetton Group en Europa, o Baidu y Alibaba Group en Asia, están desarrollando proyectos piloto con ese tipo de tecnologías. Sin olvidar también el proyecto de Amazon en cuanto al pago de sus compras mediante reconocimiento facial del cliente a través de una selfi. O la facilidad Caras, de identificación facial, que está disponible en la aplicación Fotos de Apple. Estamos hablando de un negocio en el que la agencia MarketsandMarkets calcula en 6.200 millones de dólares la cifra de ventas de las tecnologías de reconocimiento facial para el año 2020.

Pero no todo es color de rosa. ¿Qué sucede ante la gran cantidad de nueva información biométrica que se obtiene de los clientes? ¿Cuál será la actitud de nosotros, los clientes, ante ese cúmulo de información personal nuestra que se almacena? ¿Qué hay de la preservación y el respeto a la privacidad del individuo? En estos momentos Facebook está haciendo frente a una demanda colectiva que le acusa de haber estado construyendo en secreto la mayor base de datos biométricos de sus usuarios.

En cualquier caso la tecnología ya está ahí y va a depender de nosotros (ciudadanos, administraciones, clientes, proveedores) que la utilicemos de forma inteligente para construir una sociedad más eficiente y más prospera. 

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«La información de hoy es el arma del mañana.»

(Anónimo)

El Partido Comunista Chino ha solicitado a la empresa China Electronics Technology Group, el mayor proveedor de soluciones para la defensa del estado,  el desarrollo de un software que permita cotejar datos de sus ciudadanos (ocupación laboral, hobbies, hábitos de consumo y otros patrones de comportamiento ordinario) con el objetivo de «poder predecir actos terroristas antes de que éstos puedan ocurrir». Se trata de un proyecto sin precedentes en el que la privacidad de las personas y sus derechos civiles estarían en claro entredicho. Aún más cuando dicho proyecto aprovecha la vasta red de informadores de que dispone el Partido, en los barrios y en los pueblos, para obtener información de sus habitantes acerca de la «planificación familiar» o de conductas «poco ortodoxas».

Desde la era de Mao, el gobierno chino ha custodiado un archivo secreto, llamado dang’an, sobre los ciudadanos. Ese archivo contiene expedientes escolares y universitarios, información sanitaria, permisos de trabajo, evaluaciones personales y otra mucha información que en otros países serian considerada como privada y confidencial. Es mediante la correlación de esas informaciones que se determina cuando un ciudadano es, por ejemplo, candidato a una promoción o se le puede conceder un permiso de residencia en una ciudad. Es más, se está construyendo una base de datos a nivel nacional con el objetivo de clasificar a los ciudadanos en función de su «integridad personal».

Y por si fuera poco, la nueva ley antiterrorista china permite a las autoridades acceder a informaciones bancarias, llamadas telefónicas, usos particulares de internet y redes sociales y también a imágenes de las cámaras instaladas en calles, oficinas, centros comerciales. Con lo que es muy fácil construir perfiles de los ciudadanos. Entre las empresas que ya brindan su colaboración en el tema se encuentran Baidu, el buscador lider en China; Tencent, el operador de la popular app de mensajería WeChat; o Sina, el mayor portal chino sobre información y entretenimiento que también posee Weibo el gran portal de microblogging.

No está claro que tal proyecto pueda llegar a predecir la ocurrencia de actos terroristas entre otras cosas porque, por la otra parte, no existe suficiente información acerca de actividades terroristas que permita crear modelos fiables de dichos actos. Pero lo que si está claro es el poder que confiere semejante almacenamiento de información y la cantidad de «subproductos» que, con facilidad, se nos pueden ocurrir.

En cualquier caso el tema ahí está e ilustra que no todo se ha visto y escrito sobre el «high-tech Big Data Brother».

Fuente: Bloomberg BusinessWeek (March, 13, 2016).